Ejercicio 'la banca' Dramaturgia bajo la supervisión de Alejandro López por: Ricardo Pereyra
Gdl. Jal. Noviembre de 2021
Se oyen a lo lejos voces apenas audibles. El ruido de
cortinas metálicas de un par de negocios, que bajan y sellan contra el quicio
de la banqueta, tacones presurosos que se acercan y uno que otro claxon perdido
entre el aletear y graznar de algunas aves que buscando refugio, alborotan los
arboles… poco a poco parecen callarse… se impone certero el sonido de un auto
más, que se estaciona cerca… es él, es Bruno que bajando del Sentra, maleta al hombro se acerca a
ella, Alhelí, haciendo juego a su nombre espera casi inmóvil hasta que se
acerque más para hacerse notar… guarda el teléfono celular que traía en mano, en su bolso color guinda y se
acerca al punto acostumbrado ‘la banca’ bajo el farol que queda frente al
rosal. Ahí donde todo empezó, meses atrás.
_ Hola reina (conmovido)
_ Hola (indiferente) Se acerca y aun de pie, le intenta besar
como siempre en el centro de los labios, pero ella le esquiva. Se lo da en la
mejilla y retira la cara extrañado… la observa.
_ ¿Cómo estás?... ¿Cómo te
fue hoy?... ¿Sucede algo?...
Ella se suelta y dando dos
pasos atrás va hasta la banca, se sienta decidida. Él la sigue interesado…
coloca la maleta en la orilla del asiento y se acomoda al igual. La ve.
_ Estoy bien… es solo que no
entiendo. ¿Por qué aquí? ¿Porque citarnos aquí?
Bruno toma aire y relajando
el cuerpo inicia a darle la explicación.
_Por nada en especial, sólo
quería salir de la rutina, pensé que volver a esta banca del parque que fue
testigo fiel de nuestro cariño podría ser… estimulante en estos días!
Ella indignada.
_ ¿Fue… testigo, dijiste? ¿Fue?
Él algo asustado
_Sí, eso dije. Fue. Porque
eso ha sido… cómplice de nuestro cariño.
_ ¿Estimulante en estos
días, dijiste? ¿Qué tienen de especial estos días, que necesitemos, o mejor
dicho… necesites tú… de estímulos extras y especiales? (lo mira amenazante
clavando sus ojos en los suyos, Bruno se queda atónito un momento, mira el
piso, mira a los lados, luego recompone su posición en la banca que empieza a
parecerle incómoda. Va a contestarle y busca antes un cigarrillo en la bolsa
lateral de su maleta... lo encuentra y decidido le busca de nuevo la cara, pero
ella lo interrumpe)
_Ya sé, no quisiste decir
eso… no tenía esa intención en mente y yo soy la que siempre pone palabras en
tu boca… eso ibas a decir. ¿No es cierto?
_Alhelí… yo… (Enciende el
cigarrillo) si, justamente eso te iba a decir.
_Pues ya no hace falta. Está
muy claro. Mejor sáltate esas frases gastadas que de por sí no servirán de nada
y explícame de una vez. ¿Porque aquí? (clava de golpe su dedo índice en su
muslo para hacer notar su molestia. Bruno reacciona asustado, abriendo los ojos
al por mayor, soba su muslo discretamente y sigue)
_está bien, si pasa algo… es
que ya hoy es fin de mes y no quise arriesgarte ni arriesgarme yendo como hacemos
a mi casa… recuerda que ella suele…
_...ella suele tomarse el
último viernes del mes para caer de sorpresa en casa y armar plan temprano
contigo
_Pues sí.
_...prepararte la cena,
planear una velada completa con cine en casa, vino, botana…
_Pues si Alhelí. Lo sabes…
ya lo sabíamos.
_Si. Yo ya sabía en qué me
metía, debí saberlo bien y no olvidarlo jamás, mucho menos olvidarlo cuando se
acerca el fin de mes, cuando es viernes último, pese que tengamos un plan por
realizar pues, ella suele planear para ti… “una velada romántica en tu casa”… y
eso es irrefutable e inamovible. ¡Que tonta soy!
_Reina…
_No, no me digas más Reina
porque ya siento que te burlas cada que me lo dices, aquí lo único real y
válido es… que estamos en esta banca, después de tantos meses y tal como
estábamos en ese entonces, sin saber que sucederá en adelante o que será de
nosotros… sin saber cómo proceder para que lo que sentimos el uno por el otro
sea posible… sea verdad… “sea, simplemente sea” pese que tu estés casado desde
hace cuatro años. Dime… no era más fácil, simplemente ‘cancelar’ decirme: sabes
que reina… no nos podremos ver porque tengo otro plan, voy al club o al
gimnasio… o si en verdad quisieras ser sincero, decir: recuerda que es viernes
último de mes, total… vete a casa en cuanto salgas y no me esperes en la
nevería como siempre… (Apaga rápidamente su cigarro y la toma de la mano)
_Tenía que verte Alhelí,
quería hacerlo…
_ ¿Para qué aquí? Para que
todo termine como comenzó, para que sea más que clara tu decisión, para echar a
andar mi imaginación de más, que yo permanezca molesta esperando tu llegada,
refrescando ideas y recuerdos que ahora serán insultos… bajo estos árboles, en
vía pública, ante las miradas de unos cuantos que me impidan llorar y volver
vergonzosa una discusión o más dolorosa una separación… para convencerme por mi
misma, harta de atar cabos e inventar respuestas, harta de imaginar panoramas
adversos a lo nuestro por los que pueda entender al fin, que por días como
éstos, que pueden ser los más difíciles que pasemos, sin estímulos suficientes
que libren la rutina, que por todo ello es que no debe ni puede subsistir lo
nuestro? Muy bien Bruno… dejémoslo así (se levanta) prosigue tu camino, ve al gym a desahogarte golpeando sacos de box
o alzando pesas… relájate y pon cierre a esto en un jacuzzi mientras te bebes
algo, que yo… Yo debí saber bien esto desde antes, debí verlo venir porque
sabía que tú tienes a alguien, que lo nuestro tenía fecha de caducidad y que
hoy que me citas aquí de nuevo, valiéndote de los recuerdos para poner punto
final a lo que aquí comenzó, no podía terminar bien ‘jamás’. (Toma el bolso y
se levanta para retirarse) Me voy.
_ ¡No, espera! (la jala
hacia sí, la sienta en la banca de nuevo) No es para eso que te cité aquí esta
vez. Si bien es fin de mes, es viernes y ella me espera en casa… no quiere
decir que yo quiera estar allá… aquí estoy contigo, ¿no? A tu lado. Son más de
las diez y no tengo intenciones subliminales contigo amor…
_No te hice esperar para
recalcarte mi situación con ella, ni para insultar tu inteligencia o burlarme
un poco siquiera de tus sentimientos, mi reina, no. No traigo malas
intenciones, verdades a medias o razones a medias tintas. No traigo esta vez
migajas de mi tiempo que hagan más grande tu ansiedad o que te dejen entrever
ni por error que seas en mi vida una equivocación, una prueba difícil o una
cana al aire por que no es así. Ni una casualidad, que un día de invierno, en
un frío tardío de enero dio comienzo. Porque tú no eres eso, eres muchísimo más.
No traigo esta vez excusas por delante, ni te he cambiado el plan tan solo por
molestar. Ni siquiera traigo en esta maleta una toalla, mis sandalias o una
muda de ropa más como supones… (Abre la maleta en dos sencillos movimientos)
traigo un par de todo. Para los dos. Para llevarte conmigo más lejos de donde
hemos ido antes. No a mi casa esta vez… a allí no volveré más. Esta ocasión
hice el plan yo, pero no para pasarla con ella, si no con la mujer que llena mi
vida y mi existencia. La que movió mi universo, lo hizo tambalear y le dio
rumbo nuevo; desde un día 21 de enero, en esta misma banca, mientras yo me
fumaba un cigarrillo con el que solía acallar mis demonios y entonces la oí
hablar, te oí… quejándote del trabajo como te quejas de todo lo que parece
imponérsete, haciendo miles de conjeturas sobre lo difícil que es vivir,
transitar con dificultades por este mundo y encima tener que poner buena cara y
luego… después de todo, la oí hablar poéticamente de ese rosal de enfrente y
sin proponérselo, hacerme ver como toda oportunidad lleva espinas por las que
vale la pena pincharse, cuando el premio de ello sea, admirar una flor sin
igual, la flor que toda la vida quisiste admirar y tener, para acompañarte.
Dejé a Rosa. En la cajuela del auto tengo lo más necesario para empezar una
nueva vida. Mi vida a tu lado.
Se ponen de pie ambos.
Reservé una cabaña en la
montaña, para pasar este fin de semana juntos. Mira… (Va a la maleta y esculca
diciendo) dos toallas, dos pares de sandalias, sombreros y sweaters. Dos de
todo. Excepto de esto… (Saca una caja con un anillo y prosigue) quiero que
sigas adivinando lo que pienso, aunque no puedas estar en lo cierto yo voy a
hacerte ver la verdad, que sigas poniendo palabras en mi boca, pero que sean de
amor y de esperanza nunca más de duda y reproche, que sigas tan presente como
nuestros recuerdos, los de este parque y esta banca, los del rosal y de esa
noche que fue verdad, tal y como esta noche. Que sigas a mi lado, porque de ahora
en adelante solo eso deseo, estar contigo. Sólo contigo. ¿Quieres mi reina?
Lo mira fijamente, permanece
con la boca retraída, reteniendo las palabras… hasta que logra expresar.
_Si Bruno. ¡Vamos!
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